Desde la edad de tres años, solía observar a mi padre y le seguía juguetonamente. El estaba en Sarvangasana y nos hacía que se arquearan hacia atrás; estiramientos hacia delante y todo eso. Así todos hacíamos “.yoga” jugando y sin miedo.

Comencé a practicar sinceramente y conscientemente solo después de mi ataque de nefritis. Estuve muy enferma y me sentía muy débil. Comprendí lo que es una enfermedad. Entonces un buen día descubrí que me sentía mejor haciendo asanas. Sentí la vida dentro de mi. La mente hundida se despertó. Así que después de aquel día comencé a practicar regularmente .Practicaba durante 40 o 45 minutos. El álbum de Guruyi era mi libro de referencia.

Como vivió el yoga, Geeta S. Iyengar

Recuerdo que la primera vez que Guruji me enseñó fue en 1957, dos años después de que empezara a practicar sola. Y el me mostró en las variaciones de Sarvangasana , Parva Pindasana, lo que significa estirar. Mi cuerpo era flexible y me doblaba fácilmente ya que era joven, pero no sabía lo que había que hacer desde dentro. Mis rodillas solían tocar el suelo sin esfuerzo en Parsva Pindasana. Pero cuando Guruji me pidió “que elevara la columna”, fue la primera vez que me di cuenta lo que podía ser el estiramiento: la elevación y la ligereza. Y eso me dio una pista. Entonces me di cuenta de que puede haber ligereza después de practicar de esa manera. Sentí como si todos los nudos de mi cuerpo se me deshicieran.

Solo sabía que era un profesor muy estricto conmigo, definitivamente fue duro . Recuerdo que me empujaba en la columna o la espalda si no podía llegar a algo ; pero eso me ayudaba a mover mi cuerpo, y abría mi mente. Me di cuenta de que cuando golpeaba, se abría esa área. Lo que Guruji dice a menudo es que el cuerpo tiene su propio miedo y os retiene.No os permite progresar.

Como vivió el yoga, Geeta S. Iyengar

Nuestros profesores también tienen que aprender a hacer ese proceso de desatado. El rayo de luz tiene que entrar por algún lado. Si no entra es un trabajo mecánico. Definitivamente animo a aquellos que eligen convertirse en profesores, pero nunca deberían ignorar su práctica. Deberían trasmitir sus experiencias; su conocimiento; su compresión. Deberían añadir más luz. Deberíamos tener una luz extra fuerte para dar luz. Si yo misma tengo una antorcha pequeña, no la daré a otros porque la necesito para protegerme a mi misma. Pero si es una antorcha poderosa, puedo tener a 10 personas conmigo.

GEETA S. IYENGAR Nacimiento 7- Diciembre- 1944 Fallecimiento 16-Diciembre-2018.

Mi agradecimiento por todo lo que nos trasmitió a lo largo de su vida, su luz seguirá siempre en nuestros corazones.

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